Los amigos indeseables del verano (parte I)

Solo amigos deseables

Mucha gente está ya empezando sus vacaciones. Queremos pasarlas en familia, o con amigos, pero seguro que no queremos a esos amigos indeseables del verano, que nadie ha invitado y que a veces se cuelan en la fiesta, la otitis, la cistitis, la conjuntivitis, el pie de atleta…

En los próximos dos posts te proponemos revisar estas dolencias más típicas del verano para tratar de evitarlas y, si nos afectan, solventarlas lo antes posible y de la mejor manera.

Ojos rojos como monstruos de película de terror

En la playa, en la montaña… Allí donde vayas es probable que haya una piscina donde disfrutar y huir por un rato del calor abrasador. Tanto niños como adultos disfrutamos un montón con los baños en la piscina. Pero como el agua de las piscinas incorpora cloro como desinfectante, éste puede provocar irritación en los ojos, pero también afectar a la piel y a las vías respiratorias.

Por eso, cuando pasamos mucho tiempo en el agua, es probable acabar con esos ojos rojos como los de los monstruos de las películas de terror.

 ¿Por qué se nos ponen los ojos rojos?

El cloro permite que el agua de la piscina esté limpia y desinfectada, pero a veces hay factores que la pueden alterar, como el sudor de las personas que se bañan, las cremas solares y cosméticos, la saliva… Esto puede provocar, dependiendo de la sensibilidad de cada persona, que al cabo de unos 30 minutos de baño aparezca una irritación ocular.

Para evitarlo te recomendamos lo siguiente:

  • Utilizar gafas de natación para sumergirte bajo el agua
  • Abrir lo menos posible los ojos bajo el agua
  • No compartir toallas
  • Ducharte antes y después de bañarte en la piscina

Todos sabemos que los niños son especialmente sensibles al cloro y que, por otra parte, son los que más tiempo quieren pasar jugando en la piscina. De modo que conviene regular el tiempo que pasan en el agua.

¿Qué hago si ya tengo los ojos rojos?

Cuando tienes los ojos irritados después de pasar mucho rato en la piscina, lo más recomendable es:

  • Lavarse los ojos con abundante agua fresca
  • Utilizar una solución salina o colirio para hidratar los ojos (te recomendamos Optispring irritación ocular o bien Optiben irritación ocular con manzanilla, que calma y alivia el escozor en los ojos)
  • Colocar toallas o compresas frías bajo los párpados para reducir la hinchazón (nuestra recomendación, Optiben toallitas de limpieza diaria)

Normalmente los síntomas desaparecen pronto, pero si persisten, debes acudir a un centro médico.

Otitis: ese dolor de oído que casi te deja grogui

 Otra dolencia bastante relacionada con las piscinas y playas es la otitis, que aparece a causa de una exposición prolongada a la humedad. A veces incluso se le llama otitis del nadador o de las piscinas y afecta a la parte del oído que está entre la oreja y el tímpano, el conducto auditivo externo. Y, efectivamente, ese dolor de oído suele ser tan intenso que casi te deja grogui.

 ¿Por qué la otitis parece algo tan propio del verano?

Curiosamente, entre el 80 y el 85% de las otitis externas se producen en verano. Al bañarnos en piscinas y en el mar se suele acumular algo de agua en el oído, lo cual facilita que se desarrollen los patógenos que causan la inflamación de la piel que recubre el conducto auditivo externo. Los niños son más proclives porque sus trompas de Eustaquio son más cortas y la infección llega más fácilmente al oído.

Es cierto que en las piscinas tienden a concentrarse los casos de otitis porque, a pesar del cloro y los desinfectantes que se echan al agua, es más fácil que se acumulen gérmenes resistentes a estos elementos que puedan llegar a producir infecciones en el oído externo. Como recomendación, os diríamos que descartéis las piscinas con exceso de cloro, algo que se percibe por el olor o bien si notamos irritación en los ojos y/o en la piel.

También pueden producirse otitis en el mar si se pasa mucho tiempo en el agua y no se secan luego bien los oídos. Por supuesto, bañarse en ríos, lagos o pantanos, cuyas aguas pueden estar estancadas o contaminadas, es un riesgo que puede acabar en la infección en el oído.

¿Cómo saber si tengo una otitis?

El síntoma más claro es el dolor de oído, aunque también se puede sentir picor y sensación de pérdida de audición. En algunos casos puede incluso acompañarse de secreción o supuración por el conducto auditivo externo.

Cuando los niños son muy pequeños (la otitis es más habitual en niños entre 5 y 12 años), a veces resulta difícil diagnosticar exactamente qué les pasa porque les cuesta describir los síntomas. A los padres les puede ayudar observar si el niño tiene problemas para masticar o tragar, se rasca frecuentemente el oído, o está más inquieto o irritalbe.

¿Podemos hacer algo para prevenir la otitis?

La inflamación que produce la otitis es molesta y dolorosa, por lo que hay que intentar evitar que se produzca. Aquí os damos algunos consejos:

  • Evitar sumergirse demasiado a menudo o a demasiada profundidad
  • Limpiar los oídos con cuidado, evitando los clásicos bastoncillos de algodón que pueden dañar la piel interna del oído y facilitar las infecciones.
  • Hay que mantener muy limpios los tapones para el baño para evitar que sean fuente de infecciones.
  • Después del baño, saca el agua de los oídos y sécalos con cuidado con la punta de una toalla.

Para aliviar la otitis lo más importante es no mojar el oído y tomar algún analgésico como ibuprofeno o paracetamol. Además, es conveniente suministrar gotas tópicas antibióticas durante unos 7 días. Cuando se ponen las gotas el niño ha de estar acostado o de lado y mantenerse en esa posición unos minutos tras la aplicación.

Es importante completar el tratamiento de curación aunque los síntomas desaparezcan a los pocos días, y sobre todo no exponerse de nuevo a baños si no estamos seguros de que la otitis ha remitido por completo.

A modo de prevención, en Farmacia Ribot te recomendamos Normocare otico para la prevención de las molestias en el oído y Borisec spray otico antihumedad para evitar que quede agua en el interior del oído.

Pie de atleta… aunque no hagas maratones

El curioso nombre de esta dolencia procede del hecho de que afecta con más frecuencia a los deportistas. Es muy típica del verano (casi 8 de cada 10 casos) y es muy contagiosa. Suele estar causada por unos hongos llamados dermatofitos, y suele aparecer en situaciones de mucha humedad y calor.

Afecta más a hombres que a mujeres y se contagia de persona a persona, así como con superficies húmedas.

La clave está en los pies descalzos: si andamos por piscinas y duchas públicas, o hacemos deportes al aire libre y sin calzado, algo muy habitual en verano, es fácil que uno pueda contagiarse.

Asimismo, y aunque a menudo no caigamos en ello, llevar un calzado cerrado que no permita respirar al pie, hace que el pie sude y lo mantiene húmedo. Esto genera una situación potencialmente idónea para el desarrollo de los hongos.

¿Cómo sé si tengo un pie de atleta (y no hago deporte habitualmente)?

Lo primero que suele sentirse es picor, que se hace más intenso cuando te quitas los zapatos y los calcetines. También se aprecian grietas en la piel, formando escamas que se desprenden de los dedos, la planta y los costados del pie. También puedes ver piel enrojecida, sentir ardor, mal olor… Puede llegar a contagiarse a las manos si te rascas mucho.

Hay tres tipos de pie de atleta:

  • Interdigital: el más frecuente y que aparece entre los dedos más pequeños. Se siente picor, ardor y mal olor y se puede extender a todo el pie.
  • Mocasín: se produce descamación y engrosamiento de la piel. También puede provocar picor y puede afectar a las uñas.
  • Vesicular: es menos común y genera ampollas de líquido en la parte inferior del pie.

¿Cómo podemos prevenir la aparición del pie de atleta?

Tras lo expuesto, se ve claro que las recomendaciones pasan por:

  • mantener los pies limpios y secos, sobre todo entre los dedos,
  • una buena higiene de los pies con agua y jabón y secarlos bien (un par de veces al día),
  • usar calcetines de algodóny cambiarlos con frecuencia,
  • usar “chanclas” o sandalias en piscinas, duchas, etc.
  • y utilizar un calzado que permita respirar al pie.

 Si ya te ves con un buen pie de atleta, la mejor forma de curarlo es con los llamados micóticos, medicamentos que actúan contra los hongos. Se presentan en polvos o crema que se aplican sobre la piel. Nuestra recomendación es Canespie, totalmente eficaz con una úncia aplicación diaria, y polvos pédicos Farmafeet para pie con calcetín y zapato (prevención de contagio y antihumedad).

Si la afectación es importante el médico puede prescribir medicamentos orales.

Recuerda que en Farmacia Ribot podemos asesorarte y recomendarte buenos hábitos y consejos para evitar estas u otras dolencias, así como recomendarte los productos más adecuados para tu caso para ayudarte a restablecer tu salud.